El desprendimiento de placenta o abruptio placentae, se produce cuando la placenta se separa de la pared uterina antes del parto. La incidencia del desprendimiento de placenta es del 1% y, lo habitual, es que ocurra en el tercer trimestre de gestación, aunque puede darse en cualquier momento después de la semana 20. 

Sus causas no están completamente claras, pero se asocia con factores como la hipertensión, rotura prematura de membranas, traumatismos, consumo de cocaína y miomas uterinos.

Existen 4 grados de gravedad:

  • Grado 0: Sin síntomas durante el embarazo, se diagnostica después del parto.
  • Grado 1: Leve sangrado sin peligro para la madre o el bebé. (más habitual).
  • Grado 2: Sangrado con aumento de la frecuencia cardíaca fetal, pero sin caída de presión arterial.
  • Grado 3: Hemorragia intensa, caída grave de la presión arterial y muerte fetal (menos común).

El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen y análisis de sangre, aunque el principal síntoma es la hemorragia.