Las enfermedades inflamatorias pélvicas (EIP) son procesos inflamatorios que afectan a la parte alta del aparato genital femenino, incluyendo las trompas, los ovarios y el útero, y pueden extenderse a otras áreas como los ligamentos. Estas enfermedades son más comunes en mujeres de 15 a 39 años y pueden ser peligrosas si no se tratan adecuadamente, ya que pueden causar daño a los órganos reproductores.

Existen varios tipos de EIP, que incluyen:

  1. Endometritis: Se refiere a la inflamación del endometrio, a menudo asociada con otras infecciones pélvicas. Los síntomas pueden incluir hinchazón abdominal, sangrado vaginal anormal, estreñimiento y dolor uterino.
  2. Ooforitis: También conocida como ovaritis, es la inflamación de uno o ambos ovarios, común entre los 25 y 35 años. Puede ser causada por infecciones de transmisión sexual, entre otros factores.
  3. Miometritis: Es una infección de la musculatura uterina y a menudo es secundaria a la endometritis. Generalmente, está asociada con infecciones bacterianas.
  4. Parametritis: Se caracteriza por la inflamación del parametrio, un tejido que une el útero a la pelvis, y puede ocurrir después de abortos complicados, operaciones ginecológicas, o enfermedades del útero.
  5. Salpingitis: Consiste en la inflamación de las trompas de Falopio, y puede resultar en esterilidad y riesgo de embarazo ectópico. Las infecciones de transmisión sexual son una causa común.

Las EIP suelen ser causadas por bacterias que se propagan desde la vagina y el cuello uterino hacia las regiones superiores del sistema reproductor femenino. Factores de riesgo incluyen múltiples parejas sexuales, enfermedades de transmisión sexual, cambios en la flora vaginal y otros procedimientos médicos como la inserción de dispositivos intrauterinos o la interrupción voluntaria del embarazo.

Los síntomas de las EIP pueden variar desde dolor abdominal, alteraciones en el flujo vaginal, sangrado anormal después de las relaciones sexuales, problemas urinarios, náuseas y más. El diagnóstico se realiza a través de exámenes clínicos, análisis de sangre, ecografías pélvicas y otros procedimientos.

El tratamiento de las EIP implica antibióticos para eliminar la infección, aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor. En casos graves o de fracaso en el tratamiento médico, se puede requerir hospitalización. La cirugía es rara en el tratamiento de las EIP.

Las complicaciones de las EIP pueden incluir dolor pélvico crónico, infertilidad, embarazo ectópico, infecciones recurrentes y partos prematuros. La prevención implica la promoción de relaciones sexuales seguras, el uso de métodos anticonceptivos de barrera, retrasar la edad de inicio de las relaciones sexuales y reducir el número de parejas sexuales.

Es importante destacar que la educación sexual y la atención médica regular son fundamentales para prevenir y tratar las EIP, ya que pueden tener un impacto significativo en la salud reproductiva de las mujeres.