En la fase folicular del ciclo menstrual femenino, los restos del folículo vacío en el ovario se transforman en el cuerpo lúteo, encargado de segregar progesterona característica de esta etapa. La fase lútea abarca desde la ovulación hasta la próxima menstruación en caso de que no haya ocurrido un embarazo.

Durante la fase folicular, se produce el desarrollo de varios folículos en el ovario bajo la influencia de la hormona FSH. Sin embargo, solo uno de ellos, el folículo dominante, completará su desarrollo, mientras los demás degeneran en un proceso llamado atresia. El folículo dominante produce estrógenos, elevando sus niveles gradualmente hasta desencadenar un pico de LH (hormona luteinizante), provocando la ovulación y culminando la fase folicular.

En el útero, la fase folicular inicia con la menstruación, durante la cual el endometrio se desprende y se expulsa. Los crecientes niveles de estrógenos conducen a la proliferación del endometrio en una fase proliferativa. Además, el moco cervical experimenta cambios, volviéndose más abundante, elástico y transparente, facilitando el paso de los espermatozoides hacia el cérvix en los momentos cercanos a la ovulación.

La duración típica de la fase folicular es de aproximadamente 14 días en un ciclo menstrual de 28 días, con los primeros 3-6 días correspondientes a la menstruación. Sin embargo, esta fase puede variar, y factores como el estrés, cambios de horario, fluctuaciones de peso y ejercicio intenso pueden afectar el control hormonal del ciclo menstrual, recomendándose la consulta con un especialista en caso de ciclos irregulares.