El legrado uterino, también llamando curetaje, es un procedimiento ginecológico que implica raspar la capa interna del útero, conocida como endometrio. Se realiza bajo anestesia y dura aproximadamente 15 minutos. Aunque comúnmente se asocia con el aborto, se utiliza en diversas situaciones, como aborto espontáneo para eliminar tejido fetal no expulsado, interrupción voluntaria del embarazo, diagnóstico de cáncer de útero, tratamiento de menstruación irregular, eliminación de pólipos o extracción de dispositivos intrauterinos.
La recuperación es rápida, con recomendaciones que incluyen abstinencia sexual, evitar tampones, no realizar duchas vaginales ni ejercicios intensos. El sangrado postlegrado es diferente a la menstruación y se espera que esta regrese en 30-40 días. Se recomienda esperar de 2 a 3 meses antes de intentar un nuevo embarazo. Aunque generalmente es segura, el legrado puede dar lugar a complicaciones como daños uterinos, síndrome de Asherman, infecciones o hemorragias.
El impacto psicológico puede ser significativo en casos de aborto involuntario, pero el legrado en sí no suele afectar la fertilidad, aunque las complicaciones pueden tener un impacto negativo.